Una recreación socio-cultural a través del documental Delphine y Carole. Insoumuses de Callisto McNulty (2019).

Hay algo especialmente hermoso, inspirador, para mi, en el origen y la gestación de esta obra. El documental que nos sirve para conocer y reflexionar sobre la vigorosa impronta creativa de este binomio feminista francés, nace a partir del trabajo inconcluso que la videoartista Carole Roussopoulos deseaba realizar allá por el año 2009 sobre su asociación artística y personal con la actriz Delphine Seyrig. Carole murió antes de completarlo. Y su nieta Callisto McNulty, lo retomó para que finalmente viese la luz -y nos alumbrara-.
Delphine y Carole se conocieron cuando la primera, en aquel momento ya una reputada musa de la Nouvelle Vague, apareció sin más en los talleres de videorealización que la segunda organizaba en su casa. Como relata la propia Carole en el documental, mientras algunas de las asistentes comentaban impresionadas la presencia de la actriz, ella apenas reaccionó porque no la conocía. Y esa ignorancia cinéfila supina fue su mejor baza, porque jamás se sintió intimidada por la presencia potente y hermosa de la que se iba a convertir en una auténtica compañera de lucha sin parangón -por esas mismas razones tampoco se acomplejó a la hora de comenzar a filmar-.
Delphine Seyrig tenía el recuerdo infantil de estar sentada en el regazo de Luis Buñuel en una velada familiar. Creció en un entorno cultural y artístico. Su ascenso en el contexto nuevaolero francés fue fulgurante, tras su enigmática participación en la mítica L’Année dèrnier à Marienbad. de Alain Resnais, a la que siguieron Muriel ou le temps d’un retour, también de Resnais, Baisers volés, de François Truffaut, Peau d’âne, de Jacques Demy, o La vía láctea y El discreto encanto de la burguesía, de Luis Buñuel, entre otras muchas. Y por supuesto, y es esta una cuestión esencial respecto a su faceta como videorealizadora, Seyrig participó con devoción en varios hitos del Cine feminista como Jeanne Dielman,23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman, India song, de Margueritte Duràs, o Freak Orlando, de Ulrike Ottinger.
Carole Roussopoulus cuenta que cuando con veinticuatro años la despidieron de una prestigiosa revista de moda, andaba desconsolada y deprimida, hasta que se encontró con su futuro marido Paul que estaba acompañado en una cafetería por un joven Jean Genet. El afamado literato la consoló argumentando que ahora era una mujer libre para poder hacer lo que más deseara, y le habló de un nuevo artilugio tecnológico de máximo interés. Así fue como Carole invirtió el dinero de su indemnización en la segunda cámara portátil en Francia -la primera estaba ya en manos de Jean-Luc Godard-.



Antes de adentrarnos en la fabulosa producción audiovisual asociada de Carole y Delphine, resulta preceptivo contextualizar históricamente el feliz encuentro. Y es que cada una por su parte hasta que se juntaron, Delphine y Carole se encontraban muy cercanas al celebérrimo Mouvement de Libération des Femmes (MLF) -de hecho en el documental Carole Roussopoulos afirma con contundencia que el MLF les cambió la vida a todas las que participaron-, el gran movimiento feminista francés de los años 70s del siglo pasado, surgido a partir de la acción de diversos grupos, colectivos y corrientes, desde reformistas a radicales. El MLF fue el heredero de las luchas feministas históricas, del naciente Women’s Lib estadounidense, de movimientos contestatarios como el Mayo del 68, de las luchas por el derecho a la contracepción y al aborto del Mouvement français pour le planning familiar (MFPF), lanzado en 1960 para reflexionar sobre la situación de las mujeres y la sexualidad de las jóvenes y trabajar por el derecho a la planificación familiar, y de las reivindicaciones en igualdad de todos los derechos, morales, sexuales, jurídicos y económicos.
Remóntandonos a sus orígenes, encontramos una asociación mixta, Femenin, Masculin, Avenir (FMA), creada en el seno del Mouvement Democratique Féminin por Anne Zelensky y Jaqueline Feldman, que desde 1967 comenzó a organizar reuniones de debate sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Esta asociación celebró una gran reunión en la Sorbona ocupada del Mayo del 68 sobre la situación de las mujeres. Después se independizó, y en abril de 1970 se rebautizó con el nombre de «Feminismo, Marxismo, Acción», que para diferentes historiadoras del Feminismo constituye la base genealógica del MLF. A partir de octubre de 1968 se celebraron reuniones en las que participan ya sólo mujeres en torno a la escritora Monique Witting. Antoinette Fouque, Josiane Chanel, Suzanne Fenn, Gille Witting, Margaret Stephenson, Marcia Rothenberg, entre otras, comenzaron a trabajar sobre la sexualidad femenina y la articulación de las luchas de mujeres dentro de las luchas anticolonialistas y de las luchas de clase. En mayo de 1970 Monique Witting firma, con Gille Wittig, Marcia Rothenberg y Margaret Stephenson, el primer texto feminista francés de ese periodo Combate por la liberación de la Mujer, en el cual se presenta a los movimientos de liberación de las mujeres estadounidenses e ingleses. La primera reunión pública de lo que más tarde será el MLF se lleva a cabo en la Universidad de Vincennes en la primavera de 1970. Como demuestran las fotografías de época, en las camisetas de las organizadoras se muestra por primera vez en Francia el símbolo feminista inventado por el movimiento de liberación de las mujeres de Estados Unidos: el símbolo femenino con un puño en el interior.
La primera intervención mediática del movimiento se producirá el 26 de agosto de 1970 cuando un grupo de nueve de mujeres, entre las que se encontraba Christine Delphy, depositaron bajo el Arco de Triunfo en París una corona en homenaje «a la esposa del soldado desconocido«, en solidaridad con la huelga de las mujeres de Estados Unidos, que celebraban el 50 aniversario del reconocimiento de su derecho al voto. En sus pancartas se podía leer: «Hay alguien más desconocido que el soldado desconocido, su esposa» y «Uno de cada dos hombres es una mujer”, la primera de las muchas muestras del humor inspirador que siempre presidió las acciones del grupo, y que por cierto es expresamente relatada con emoción y una amplia sonrisa que brilla en sus ojos por la propia Carole Roussopoulus en el documental. En el otoño de 1970 aparece Liberación de las mujeres, año cero, un número especial de la revista Partisans, realizado solo por mujeres y recogiendo testimonios de activistas anónimas, y textos firmados por francesas y estadounidenses. Las primeras asambleas generales de Bellas Artes se celebraron en otoño de 1970, el miércoles por la noche cada quince días. El número cero del periódico del movimiento, Le Torchon brûle, apareció en diciembre de 1970 insertado en el periódico L’Idiot Liberté, se publicó hasta 1973. En su seno surgieron controversias y desacuerdos en torno a la integración de las diversas tendencias, aunque se continaron reuniendo hasta 1976 para las acciones comunes: por el derecho al aborto y contra la violencia de género. En un segundo momento, diversos grupos y grupúsculos que forman parte de la renovación generacional de la lucha de las mujeres se reconocen en este nombre y se lo apropian haciéndolo plural porque el movimiento rechaza las representaciones reductoras: el Movimiento de liberación de la mujer se transforma así en el Movimiento de liberación de las mujeres (MLF). Una acción especialmente potente, mediática y decisiva tuvo lugar el 5 de abril de 1971 cuando muchas activistas del MLF firmaron el Manifiesto de las 343. Redactado por la esencial filósofa feminista Simone de Beauvoir y publicado en Le Nouvel Observateur, este manifiesto reúne las firmas de 343 mujeres, entre las que se encontraban personalidades como Catherine Deneuve, Marguerite Duras, Agnès Varda, Jeanne Moureau, o la propia Delphine Seyrig, por citar a las relacionadas con el mundo del Cine, que afirman haber abortado, exponiéndose así a un proceso penal que podía llevarlas a la cárcel.




Delphine y Carole arranca con Maso y Miso vont en bateau (1976), un documento audiovisual elaborado por el colectivo Les Insumuses sobre el programa televisivo de Bernard Pivot, a rebosar de misoginia, en el que los participantes en un debate degradaban la cocina de las mujeres y defendían la superioridad culinaria masculina, o un famoso presentador justificaba la falta de mujeres en su equipo en base a que los hombres dan más audiencia, tienen “trayectorias más largas”. En contraprestación, nuestras protagonistas proceden a insertar carteles con proclamas como “Las mujeres cocinan gratis”, en referencia a la naturaleza no mercantilista de la cocina realizada por mujeres y poniendo en valor su motivación: proveer de sustento a sus familias, o con mofas como “ Más largas y más firmes, Dr. Freud”. De esta manera, sientan una base ideológica esencial en su trabajo futuro asociado, “el mundo audiovisual no nos representa, así que con nuestros videos nos contaremos”. Y además, lo van a hacer con el más poderoso sentido del humor.
Carole Rosussopoulos constata que Delphine Seyrig comprendió casi de inmediato el uso subversivo del video, y con ese objetivo comenzaron su andadura, junto a Iona Winder y Nadja Ringart. Me parece especialmente interesante desde una perspectiva inspiradora, el ejercicio que desarrollaron de recíproca grabación testimonial mientras trabajaban. Porque así podemos mirarlas desde el interior, convertirnos en cómplices de su entusiasmo, de su deseo de expresar en equipo, de su sororidad, al fin. De la misma manera, contemplamos a Delphine, cámara en mano y eterno cigarro en la otra -desgraciadamente murió de cáncer de pulmón con apenas 58 años-, filmando a Alexandra Roussopoulus mientras lee las definiciones en el diccionario de “Femenino” y “Masculino”. También es crucial recalcar su convencimiento de que el video era la herramienta perfecta para dar voz a las personas implicadas -no expertas ni sindicalistas,… recalcan-, sino especialmente a las mujeres, «-Cuando las dejas hablar, cuentan cosas muy interesantes, sin necesidad de intermediarios que las representen”.



A continuación, Callisto McNulty utiliza una secuencia del film de terror erótico Les lèvres rouges (Daughters of darkness), en el que la condesa Balthory interpretada por Delphine Seyrig prohíbe salir por la noche a una muchacha, para introducir a la activista que reflexiona ante la cámara sobre las historias vampíricas y su función social restrictiva en la conciencia de las mujeres sobre su libertad de movimientos. Seyrig termina por reafirmar su interés por los temas y por la lucha feministas, y considera que se debe materializar por medio de la autoría femenina, las mujeres deben proceder a contar sobre ellas mismas y sobre las cuestiones que les interesan, porque hasta entonces las mujeres mostradas en el Cine o en el Arte en general son tal y como las ven los hombres. Además, tras mostrarla en un debate televisivo junto a Simone de Beauvoir hablando sobre cómo el Feminismo la ayudó a comprender los problemas y las insatisfacciones que como actriz había padecido en el Cine, y referirse al célebre Manifiesto de las 343, resulta revelador y sobrecogedor escucharla contar que si eres actriz y feminista dejas de trabajar, porque esos papeles de mujeres no estereotipados sencillamente no existen.
El documental continua su recorrido por la filmografía de sus protagonistas. Repara en varias ocasiones en Y a qu’à pas baiser (algo así como “Basta con no follar”), el célebre video que gira en torno a la situación del derecho al aborto en aquellos años, mostrando una manifestación de mujeres que lo exigía, mientras los hombres las cuestionan y muchas mujeres afirman con tibieza que las apoyan, hasta que el testimonio filmado de una mujer más mayor, desconcertada y confrontada con todas sus creencias personales y morales, concluye vehementemente con esas palabras que le dieron el título. El otro momento cumbre de la obra es la grabación de un aborto clandestino mediante el método Karman, realizado por mujeres que se enfrentaban a penas de prisión, con naturalidad y evidente sentido combativo. Para terminar también se muestra a un grupo de mujeres conversando sobre su sexualidad, sus orgasmos y las prácticas compartidas con sus parejas para conseguirlos -es especialmente conmovedora esa reacción del amante de una de ellas, después de exclamar esta con alegría su buen placer, -¿pero las mujeres os corréis?



También profundiza en una obra que desde una perspectiva de género en la industria del Cine a mi me parece particularmente interesante, Sois belle et tais-toi (Calladita estás más guapa). Es una filmación realizada en Hollywood en 1975 -por cierto, un viaje increíble para ambas-, y en Paris en 1976, cámara al hombro, sobre las condiciones laborales de las actrices y las exigencias de transformación física o la limitación de tipos de roles a las que se enfrentan. Por ejemplo, aquí constan las célebres declaraciones de Jane Fonda sobre roturas de mandíbulas para ahuecar las mejillas, narices poco trágicas o pechos demasiado pequeños -Soy un producto comercial, me lo dejaron muy claro-. Además, intérpretes como Ellen Burstyn, la actriz afroamericana Maidie Norman, Maria Schneider o Marie Dubois -aquí no me puedo resistir a referir la mención a Truffaut, que afirma ante la actriz que ya no comprende a las mujeres, jajaja- , destacan el papel absolutamente protagónico de los hombres en la producción, la dirección o la escritura de guiones. Además, ante los cuestionamientos de Delphine, todas sin excepción afirman no haber rodado nunca escenas amistosas entre mujeres. Aquí Calisto McNulty recurre una vez más a la intensa actividad mediática de la actriz, para recuperar el titular extraído a Delphine, “El Cine francés me tiene miedo”, que será confirmado por Carole en el sentido de que determinados productores acabaron con la carrera de muchas mujeres -menciona a un poderoso productor de la época, y también a Yves Montand, que se negó a trabajar con Delphine-. Por esa razón celebra haber trabajado con tres mujeres en tres guiones que le interesan, mientras la directora nos muestra imágenes de archivo del set de rodaje de la obra cumbre de Chantal Akerman y hermosas secuencias de la de Margaritte Duràs. Y continua, “cuando las mujeres hablen sobre las mujeres, sobre determinados temas, será desde un ángulo que no se ha visto nunca” -no iba desencaminada Delphine con los relatos de las existencias de Jeanne Dielman y de Marie, la esposa del viceconsul-.



El documental repasa otros trabajos, como las filmaciones de Delphine de los estados generales sobre las prostitución, o Las prostitutas de Lyon hablan de Carole, sobre el encierro que protagonizaron en una iglesia demandando sus derechos. En este último supuesto, la directora les dio la opción de grabar y poder desechar después aquellas declaraciones que no les convencieran, y las mujeres fueron capaces de expresarse con libertad. Además, les proporcionaron unos televisores colocados en la calle fuera del edificio para que la gente que acudía pudiera escuchar sus alegatos.
Por último, SCUM Manifesto, sobre el texto de Valerie Solanas, muestra en un plano fijo, alrededor de una mesa, a Delphine recitándolo, mientras Carole lo escribe a máquina. Y al fondo un televisor retransmite las noticias del día, como las manifestaciones de las mujeres católicas y protestantes de Belfast pidiendo el alto el fuego, frontalmente criticadas por el IRA. La acción resulta en una representación conscientemente reivindicativa de una asociación entre dos mujeres para proclamar las ideas y las necesidades de las mujeres francesas de aquellos años, en un manifiesto contado audiovisualmente, que pone el foco en las aspiraciones del Feminismo frente a la realidad socio-política patriarcal francesa.



Acercándose el final, nuevamente la incansable entrevistada Delphine responde a la pregunta sobre su elección de las sufragistas inglesas como ejemplo de hombres o mujeres prominentes, con una contundente reivindicación de su lucha , de sus sacrificios, que incluyeron la cárcel y la muerte -solo hay que recordar la magnífica “Sufragette” de Sarah Gravon-, para concluir, “Las mujeres ignoran su Historia”.
El documental de McNulty también recoge las imágenes del acto de inauguración de la Fundación Simone de Beauvoir para el audiovisual, que tiene el objetivo de reunir todo el material grabado por hombres y mujeres sobre las mujeres, y de las mujeres sobre cualquier cuestión (https://www.centre-simone-de-beauvoir.com/).
Para terminar, la nieta nos muestra a la Carole de los años 2000, una vez más frente a la cámara, respecto a la que siempre se colocó detrás, que rememora la rapidez mental, la determinación y la creatividad de su gran amiga Delphine para elaborar las más variopintas acciones, «Si lo pensábamos, lo hacíamos. Sin pensar mucho en las consecuencias. Eso es maravilloso” -sonríe-. En mi opinión, ese viaje completo que hizo Delphine Seyrig desde el Cine realizado por hombres bajo unos parámetros que nunca le satisficieron, hasta la participación en las películas más brillantes de la Histroia del Cine de mujeres, así como su propia autoría como realizadora, representa la constatación definitiva y sintomática de las disfunciones en el Cine de entonces y de ahora.
Y sobre una imagen de archivo del hermoso rostro de Delphine, un registro sonoro más de una entrevista, “-¿En qué consiste su Feminismo? -En comunicarme con otras mujeres, hablar con ellas, hablarles sobre mi..No podría vivir sin eso”.
En Memoria de Delphine Seyrig y Carole Roussopoulus.
Bendita memoria, que nos deja un legado luminoso, brillante, inspirador, para las nuevas generaciones de mujeres feministas, como tú y como yo, como la propia autora, que haciendo honor a la labor audiovisual de su impagable antecesora nos ha entregado un documental imprescindible. Un tesoro para mi que os recomiendo encarecidamente.


© Maria Verchili Martí.

Calisto McNulty (París, 1990) es escritora, directora y traductora. Su investigación en los campos del feminismo y los estudios culturales se ha materializado en proyectos cinematográficos y editoriales. Ha escrito y realizado con Anne DestivalÉric’s Tape (2017), una investigación filmada alrededor de una misteriosa cinta de casete en la que hay una conversación casi inaudible entre Andy Warhol y otros personajes, cuya identidad inicialmente se desconoce. También es coeditora y coautora del libro SCUM Manifesto en el que reúne una versión restaurada del vídeo del mismo título de Carole Roussopoulos y Delphine Seyrig, documentos, entrevistas filmadas y textos originales. “Delphine et Carole” es su primer largometraje, estrenado en la sección Forum de la Berlinale.
Maravilloso texto súper documentado. Cómo me gusta esa Francia cañera! El movimiento feminista francés de los 70 fue importante y se sigue sintiendo hoy aunque a la sociedad francesa le quede todavía mucho camino por andar, como al resto del mundo….Completaría tu texto citando a Simone Veil, figura » incontournable» del feminismo que fue ministro de sanidad en los años 70 que hizo adoptar la ley del derecho a la interrupción del embarazo, teniendo a todos sus compañeros ministros en contra y gran parte de la opinión pública pero con mucha inteligencia y «con un par» lo logró…muy apreciada y querida esta mujer
Muchas gracias por el comentario. Sí que fueron años muy inspiradores, en Francia, en Europa, en Estados Unidos ( no en España por desgracia para todas)…Sentaron las bases de la lucha feminista tal y como la conocemos en la actualidad. Su legado es impresionante. Simone Veil es sin duda otra figura a reivindicar. La conocí hace unos años, y volvió con la peli del año pasado, que aun no he visto. Una vida extraordinaria.
Dos mujeres de una generación en la que mantener el compromiso feminista era francamente difícil.
Que supieron afilar su creatividad y su energía en una lucha común que exigía una notable convicción y un claro deseo de cambio social.
La magnífica descripción que nos ofreces sobre esa experiencia, María Verchili, es un estímulo para ver y disfrutar el documental al que nos invitas.
Efectivamente, su trabajo y compromiso es especialmente valioso por el tiempo en que se produjo. Muchas gracias por la valoración y por el comentario. El documental está disponible en Filmin y tiene muchísima información en algo más de una hora de duración. Un buen trabajo también de la heredera.
Menudo análisis estético y sociológico, de los que tanto te gustan, y desde la visión de la mujer. Es un recorrido fascinante por creadoras y movimientos artísticos que se ven beneficiados por coyunturas sociales y económicas en una Francia en desarrollo. A mí me gusta mucho «l’air du temps», el «zeitgeist» que refleja el «espíritu» de la época. Felicidades María
Muchas gracias, Francisco. Sin duda el espíritu de los tiempos estaba atravesado de ese deseo de cambio, libertad creativa y personal tan idiosincrático de los años 70. En el Feminismo es una etapa esencial. Se sentaron las bases del debate hasta el mismo día de hoy. Estas mujeres eran extraordinarias. Les debemos mucho. El documental está francamente bien elaborado. Es una incisión precisa y estimulante en aquellas luchas y aquellos tiempos.
Madre mía María, menudo pedazo de estudio que has hecho de este docu que, sin duda, veré después de leerte. Muy interesante e inspirador el trabajo de estas dos mujeres y Carole que buen ojo tuvo al gastarse el dinero de su indemnización en la segunda cámara portátil de Francia.
Muchas gracias, Ana. Está hecho desde el corazón y la admiración. Me parece apasionante el trabajo de estas dos mujeres, teniendo en cuenta además que Delphine Seyrig era una diva de la Nouvelle Vague que arriesgó todo por sus ideales feministas. Una historia preciosa también la de la nieta que retoma el proyecto de su abuela. Evidentemente estaban en el meollo del MLF y contribuyeron a definir las bases del debate hasta el mismo día de hoy. Los años 70s fueron mágicos política, artística y sociológicamente. Muchas gracias por el comentario. Está en Filmin.