«Mrs. America», Dahvi Waller (2020), la excelente serie sobre la Historia del Feminismo norteamericano (HBO).

Sugerente cartel promocional de la serie norteamericana de HBO «Mrs. America», producida por su deslumbrante actriz protagonista Cate Blanchet.

De manera excepcional, me voy a referir y a recomendar esta serie sobre la Historia del Feminismo norteamericano. La misma excepcionalidad temática que la convierte en un proyecto a celebrar para las personas que compartimos la lucha feminista. De alguna manera es un hito temático de una calidad audiovisual sobresaliente.

La acción se sitúa en los primeros años 70s en Estados Unidos, en el marco de la segunda oleada feminista, y nos cuenta los avatares de la aprobación de la «Equal Rights Amendment» (ERA) -«Enmienda por la Igualdad de derechos», que a la postre nunca llegó a ser ratificada, y por tanto, no se integró en la Constitución americana -más adelante volveré sobre este complejo proceso de aprobación-.

Potente plano de la activista ultraconservadora norteamericana Phyllis Schlafly (Cate Blanchet), en el ascensor que la conduce a una reunión con altos cargos de defensa del Partido Republicano. Una mujer rodeada de hombres.
«No a la ERA», la campaña ganadora de Phyllis Schlafly contra el reconocimiento de la igualdad de derechos en Estados Unidos.
Sugerente y musicalmente setentera entrada de la serie «Mrs. America».

Y esta narración la realiza, y considero que ahí está también la originalidad de la propuesta, desde el punto de vista de la activista republicana ultraconservadora, Phyllis Schlafly, encarnada a mi parecer maravillosamente por Cate Blanchet, que puso en marcha una campaña en contra que consiguió tumbarla. Esta mujer, en extremo capaz e inteligente, madre de seis hijos y felizmente casada con un republicano de pro, encarnado por John Slattery -sí, el amoral jefe de la agencia de publicidad Sterling Cooper de «Mad men»-, en el inicio de la acción era una consumada especialista en estrategias militares en la era nuclear, contraria a la política de no proliferación, que asesoraba en la sombra a políticos republicanos, y en el pasado vio truncado su empeño de posicionarse en el partido. Pues bien, de manera bastante azarosa – una vecina apocada e insegura, que hacia el final reivindicará su reconocimiento y un cambio de rol vital- , porque nunca había tenido especial interés por la ERA, toma conciencia progresivamente de su potencial alcance, e inicia una campaña contra la enmienda que va a suponer, desde su punto de vista, la obligación de las mujeres de ir a la guerra. Y que en definitiva, puede resultar un potencial instrumento jurídico, para ella, contra la sagrada institución del matrimonio americano, las mujeres que eligen ser amas de casa, y contra el modelo de vida que ella y sus correligionarias han elegido.

Rose Byrne como la escritora y periodista feminista Gloria Steiner.
Tracey Ullman como Betty Friedan, autora de la mítica obra feminista «La mísitca de la femineidad».
Uzo Abuda como la congresista afroamericana del Partido demócrata Shirley Chisholm.

La historia de la ERA venía de lejos. De los años 20, y en aquella ocasión fue abandonada. Pero estamos en los 70s. Hace diez años que se había publicado ¨La Mística de la feminidad», de Betty Friedan, y el movimiento feminista americano busca mayor presencia política, en el Partido Demócrata, y en las instituciones, y se ha puesto como objetivo, no sin importantes tensiones, como veremos, el reconocimiento del derecho al aborto. En este contexto, la ERA ya había sido aprobada por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el 12 de octubre de 1971, y por el Senado el 22 de marzo de 1972, y estaba condicionada a la ratificación por las legislaturas de los estados. El Congreso había fijado el 22 de marzo de 1979 como fecha límite para su ratificación por 38 estados. Y en ese punto está la batalla de nuestras protagonistas.

Porque, en la serie, como no podía ser de otra manera, sobre todo a partir del segundo capitulo -quería señalar que cada uno de ellos se titula como la mujer a la que retrata con mayor profundidad: comienza por «Phyllis», y sigue con «Gloria» (Steinem), «Shirley» (Chisholm) y «Betty» (Friedan), casi naaaa- , el protagonismo de las grandes heroínas del movimiento feminista americano de aquellos años, corre parejo a las maquinaciones en su contra de Phyllis Schlafly. Reunidas en torno a la «National Women’s Political Caucus», asistimos a las iniciativas, anhelos de igualdad y discrepancias internas de Betty Friedan, Gloria Steinem, Shirley Chisholm, o Bella Abzug, entre otras.

Gloria Steimer, interpretada por Rose Byrne -por cierto, muy bien caracterizada, con esa inconfundible supermelena hippie colocada bajo las patillas de sus eternas gafas-, acaba de fundar la mítica e influyente revista feminista Ms. Está en la cresta de la ola, y se debate entre sus convicciones más puras, y los inevitables juegos de poder en el entorno del Partido Demócrata, a menudo influenciada por la incombustible, pero inevitablemente pragmática, congresista Bella Abzug (Margo Martindale), figura clave del movimiento y también de la lucha LGTB en Estados Unidos.

De hecho, el explosivo protagonismo en los medios de Gloria, es retratado en la serie como un punto de fricción con la considerada madre del movimiento, la autora de la extraordinaria «La mística de la femineidad», que había conseguido describir «el problema que no tiene nombre» de la mujer media americana, Betty Friedan. En este sentido, la historia no puede ignorar que Betty ha perdido fuelle. En el plano personal, atraviesa una etapa complicada, tras el divorcio de su marido, respecto al que nos da a entender que guarda un inevitable rencor, porque fue ella, con los ingresos por la venta de su obra, la que mantuvo a su familia durante años- circunstancia, por cierto, que será aprovechada por la Schlafly, en un debate televisivo entre ambas, y que también colocará la campaña contra la ERA de ésta como objetivo prioritario también para la revista Ms-. Y en el plano intelectual y como activista, ha sido relegada a una segunda fila por su vehemente carácter, enemigo de los equilibrios políticos que tienen que ensayar dentro de la familia demócrata. Por esta razón, me parece especialmente hermoso y emocionante el gesto de Gloria con ella, después del debate, cuando la llama ya de noche, después de una jornada agotadora y frustrante- las razones, las dejo para el visionado de la serie-, y le agradece su labor, con una frase tantas veces repetida a la Friedan por sus seguidoras»-Tu libro me cambió la vida-«.

En el plano específicamente partidista, el de las guerras de poder en el seno del Partido Demócrata, quisiera destacar el intento frustrado de Shirley Chisholm, encarnada por Uzo Aduba, primera congresista afroamericana de la Historia estadounidense, de ser elegida candidata a la presidencia. Su derrota a manos de George McGovern constituye una ilustrativa ejemplificación, en mi opinión, de la intrahistoria del Feminismo en los partidos progresistas, en general, en los que, como decía una profesora que tuve en temas de igualdad hace unos años «nuestros compañeros de cama, a menudo, no han resultado ser buenos aliados».

Margo Martindale como la congresista Bella Abzug.
La contraofensiva conservadora de Phyllis y sus colaboradoras en la famosa Convención Nacional de Mujeres de 1977 celebrada en Houston.

A partir de esta decepción interna, el capítulo «Phyllis&Fred&Brenda&Marc», sobre un nuevo debate de parejas , en el que las contradicciones de Phyllis se manifiestan irremediablemnte, «Jill», que centra su mirada en la feminista republicana Jill Ruckelshaus, y «Bella» sobre la elección de la ya referida activista del partido demócrata y uno de los pilares del Caucus, como Presidenta del «Comité para la aprobación de la ERA», nos llevan hasta el cenit de esta historia, en mi opinión. «Houston», el capítulo en el que todas se juntan en la histórica «Conferencia Nacional de Mujeres» de 1977, constituye a mi parecer un brillante análisis político y sociológico sobre la lucha y las vidas de estas mujeres. Y como despedida «Reagan», ya es Historia, que no hace falta contar aquí, pero que colocará a cada cual en su sitio.

Para terminar, quisiera destacar que ésta es una propuesta de mujeres: creadora, Dahvi Waller, guionista de «Mad Men, entre otras , productoras, Cate Blanchet, entre otros- y evidentemente todas sus estupendas actrices. Una propuesta apasionante para la que suscribe que hará las delicias de todas las mujeres y todos los hombres comprometidos con la lucha feminista.

© Maria Verchili Martí.

4 comentarios en ««Mrs. America», Dahvi Waller (2020), la excelente serie sobre la Historia del Feminismo norteamericano (HBO).»

  1. María, excelente tu análisis para esta serie que me ENCANTA. Me la he visto dos veces.
    Poco queda que decir a lo que ya has escrito, solo añadir que leí que la mismísima Gloria Steinem también quedó bastante satisfecha después de verla -sobre todo con la magnífica caracterización e interpretación que hace Rose Byrne de ella- aunque puntualizó que la no aprobación de la ERA no se debió exclusivamente a la oposición de Phyllis Schlafly y sus ‘secuaces’ -como hace creer la serie- sino que la oposición frontal de los poderosos lobbies de las compañías aseguradoras jugó un papel decisivo en todo el proceso: si dejaban segregar por sexo, actualizar las pólizas les costaría millones de dólares.
    Y para terminar decir que dos escenas se me quedaron grabadas en el retrato que se hace en la serie de esta defensora a ultranza del papel tradicional de la mujer que fue Schlafly -papel este del ama de casa que, en el fondo, se contradice con las expectativas de esta señora, ya que su deseo era convertirse en una figura pública relevante en la administración Reagan, lejos de esa vida hogareña que hipócritamente defiende y aún a costa de pasarle por encima a su marido-.
    La primera de estas escenas es cuando después de un viaje para promocionarse ella misma dentro del mundo de señoros del Partido Republicano -que, por cierto, la ningunean mandándola a por café- vuelve a casa agotada y sin ganas de verbenas, pero acaba sometiéndose con desgana a los requerimientos sexuales del marido y como si esto fuera una obligación ineludible de las mujeres.
    Y la segunda es la escena final cuando, después de haber hecho ella posible la escalada al poder de Reagan por haber metido en escena a toda la jauría evangelista -cuyo voto fue decisivo para cargarse a Carter- la llama el recién estrenado presidente para agradecerla toda su dedicación y, de paso, hacerla saber que prescinde de sus servicios. Phyllis se va entonces a la cocina a pelar manzanas para hacer una tarta y su cara de abatimiento y decepción es todo un poema -descomunal la Blanchett en esta escena-… Moraleja: no querías caldo, pues tómate dos tazas.

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    • Ana, muchas gracias por tu valoración. Pero sobre todo por tu interesante aportación que completa la exposición. Como apuntas, muy ilustrativo el rol de las aseguradoras yanquis, que adolecen siempre de una falta total de escrúpulos. O más bien saben exactamente lo que quieren, beneficios económicos, perversión superlativa del sistema capitalista. Y desde luego, las dos secuencias que mencionas son cruciales. Recuerdo las dos. Y las dos me dejaron helada. Una mujer llena de contradicciones la Schlafly. Hay un momento en que la congresista judía se lo hace ver: usted es toda una supercurranta. Me parece muy esencial esta serie. Muy valiosa histórica y socialmente. Coincidimos plenamente. Y es un placer dialogar contigo como siempre.

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  2. Me ha encantado!! Me gusta que se cuente mostrando y desgrananado todas las ideas.
    Las caracterizaciones son estupendas y Cate en ese papel está tremenda.
    Al final siempre se muestra que las personas liberales son más críticas con todo y debaten más.
    Las conservadoras suelen ser mas «borregada» por asi decirlo.

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    • Cómo me alegro de que te haya gustado.Es una serie muy bien hecha y con una temática de mi máximo interés. Hay nucho talento de mujeres ahí concentrado para contar.Y hay que darle un puntazo a Cate Blanchet, por producirla y por ese papelón que se marca.Un placer.

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