“Polytechnique”, el alegato contra la violencia de género de Denis Villeneuve (2009).

Valèrie (Karine Vanasse), fingiendo estar muerta en el suelo de su escuela politécnica, junto a su compañera que acaba de perder el último hilo de vida, en uno de los muchos instantes desoladores de la película «Polytechnique», del aclamado director quebequés Denis Villeneuve.

“Si tengo un hijo, le enseñaré a amar.

Si tengo una hija, le enseñaré que el mundo le pertenece”.

Aquí tenemos unas, entre otras varias frases, que podría haber elegido para encabezar esta recomendación. Y en las próximas, voy a tratar de explicarme.

Esta película del director canadiense Denis Villeneuve me parece tremendamente trascendente. Es una más que certera reflexión sobre la violencia imperante en esta civilización enferma que nos hemos construido. Y específicamente, es un testimonio y análisis inquisitivo sobre la violencia que se ejerce sin tregua sobre las mujeres.

Maxim Gaudette, como Marc Lépin, el hombre que el asesinó a catorce mujeres el 6 de diciembre de 1989 en la Escuela Politécnica de Montreal.

El cineasta quebequés decidió recuperar uno de los actos terroristas más desquiciadamente macabro de la Historia reciente de su país, en un momento en el que la actual ola feminista -en demasiadas ocasiones, desvirtuada- aun no tenía el protagonismo mediático que ha alanzado en los últimos años. La masacre de Montreal fue un ataque terrorista ocurrido el 6 de diciembre de 1989 en la Escuela Politécnica de Montreal, en Quebec (Canadá). Esa tarde sobre las 4PM, Marc Lépine, un chaval de veinticinco años, hijo de madre canadiense y padre argelino, que había sido rechazado en la institución académica, armado legalmente con un rifle semi-automático y con un cuchillo de caza, irrumpió en la escuela y disparó contra veintiocho personas, matando a catorce, todas ellas mujeres, e hiriendo a las otras catorce, antes de suicidarse. Pese a que en aquel momento las autoridades canadienses trataron de ocultarlo, posteriormente quedó prístinamente acreditado, por su carta de despedida para su madre, y por los testimonios de testigos presenciales, que aquel fue un acto antifeminista. Lépine quería matar mujeres, mujeres que estudiaban en el centro educativo que lo había rechazado, mujeres que por fin podían aspirar a ser ingenieras civiles o aeroespaciales, mujeres en igualdad de derechos. El impacto de esta tragedia en la sociedad canadiense fue profundo -la afamada pensadora canadiense Naomi Klein, por ejemplo, suele recordar que su conciencia política y su militancia feminista despertó tras la masacre-. Provocó el endurecimiento de las leyes sobre posesión de armas en Canadá y modificó las tácticas policiales en respuesta a un tiroteo. Además, desde entonces, el día del aniversario de la masacre se conmemora como el Día nacional del recuerdo por las víctimas de la violencia contra la mujer.

Geneviève Bergeron, Hélène Colgan, Nathalie Croteau, Barbara Daigneault, Anne-Marie Edward, Maud Haviernick, Maryse Laganière, Maryse Leclair, Anne-Marie Lemay, Sonia Pelletier, Michèle Richard, Annie St-Arneault, Annie Turcottey Barbara Klucznik-Widajewicz, son los nombres de las catorce mujeres masacradas el 6 de diciembre de 1989 en la Escuela Politécnica de Montreal.
Imágenes de archivo de los homenajes durante los días posteriores a la matanza de la Escuela Politécnica de Montreal.

Y así queda reflejado en este magnífico film. Desde el plano inaugural, en el que unas alumnas haciendo fotocopias se ven sorprendidas por un estruendo ensordecedor, que deja a una de ellas moribunda y a la otra deambulando, con un oído ensangrentado, atrapada por el terror y la confusión.

“Politechnique”.

Inmediatamente, se nos presenta al asesino, sentado en su cama, en su habitación, apuntándose en la frente con el rifle que muy pronto desatará la tragedia. La narración de Villeneuve se desarrolla en disruptividad y continuidad, de manera alternativa, ofreciéndonos tres puntos de vista, el del asesino (Maxim Gaudette), con el que comienza, el de una de las víctimas, Valèrie (Karine Vanasse), y el de un compañero y amante de Valèrie, Jean François (Sébastien Huberdeau), al que la culpa por la inacción le va a pesar demasiado. Porque el ejecutor nos dejará grabada en el alma, su irrupción en una clase de la escuela. Allí separará a hombres y mujeres. A ellos les ordena salir, y a ellas las mata, al grito de “Odio a las feministas que me han arruinado la vida”.

Valèrie (Karine Vanasse), decepcionada después de una entrevista de trabajo, en este espejo multiplicador que recuerda a grandes obras del Cine clásico.
Jean François (Sébastien Huberdeau), el tercer personaje relevante de esta trama, compañero de Valèrie, que intentará detener la masacre.

La capacidad de expresión a través del plano de Villeneuve, por medio de esas composiciones estéticas tan subyugantes, sobradamente conocidas en algunas grandes obras del Cine contemporáneo, como la desgarradora y excepcional “Incendies”, que también tiene su sitio en este espacio de reflexión histórico-cultural en torno al Cine, o “Arrival”, una propuesta de Ciencia-ficción reflexiva y humanista con el lenguaje y la comunicación como elementos clave, ya se manifestaron en esta peli temprana. Las palabras son importantes y con ellas he comenzado. Pero quedan emotivamente prendadas en nuestra percepción por medio de esos primeros planos del asesino, de sus cavilaciones, de su pena y de su odio, como por el meritorio reflejo multiplicado -inevitable pensar en el maestro Welles- de nuestra protagonista, en el espejo del aseo de la facultad, después de experimentar la frustración de una entrevista de trabajo atravesada por el sexismo de siempre, el que convierte en incompatible la promoción profesional con la maternidad, o también por los magníficos travellings que acompañan al ejecutor despiadado, o al impotente salvador, por los pasillos o la cafetería del complejo universitario.

Además, el magnífico blanco y negro de la propuesta, dota a la película de una esforzada sobriedad, así como del necesario respeto hacia las víctimas y sus familias, que Villeneuve se autoexigió para evitar la intensidad magenta de la sangre a borbotones -también modificó los nombres de todos los implicados-.

Y ya para terminar, regresemos a las palabras del encabezado, algunas de las reflexiones finales de la superviviente, a la que esta magna tragedia le traerá un regalo inesperado. Soy madre de un niño. Y desearía con toda la fuerza de mi corazón que no fueran necesarias. Querría poder dedicar las mismas enseñanzas de amor a un niño o a una niña. Pero por el momento, no puede ser. Por eso le agradezco a Villeneuve su sensibilidad, y en particular, esta película.

En el 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, esta manifestación extrema de la violencia contra las mujeres nos debe servir para reflexionar sobre cada muerte, cada agresión física o verbal, cada maltrato cotidiano, que la cultura machista imperante sigue perpetuando en nuestras comunidades.

El director Denis Villeneuve durante el rodaje de la película.

© Maria Verchili Martí.

4 comentarios en «“Polytechnique”, el alegato contra la violencia de género de Denis Villeneuve (2009).»

  1. Muy buen texto -que resalta lo que importa de manera concisa y sobria- de esta tremenda peli que nos presenta los trágicos hechos de forma realista pero sin recrearse en la masacre. Me encanta Villeneuve.

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    • Gracias a ti por el interés, Monika.Es una buena película de un director tremendamente interesante. Creo que te gustará. La filmografía de Villeneuve, más allá de ‘Dune’, cuando aun trabajaba en Canadá, tiene títulos magníficos. Especialmente ‘Incendies’, otra historia de violencia sobre una mujer, pero en un contexto bélico tremendamente conflictivo.

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