“Cléo de 5 à 7”, Agnès Varda (1962).

CARTEL DE LA PELICULA CLÉO DE 5 A 7
La mítica directora francesa Agnès Varda, conocida como «la madre» de la Nouvelle Vague por su opera prima «La pointe courte» (1955), desarrolló una cinematografía singular esencialmente centrada en la reflexión sobre la condición femenina.

Una de las mejores películas de Agnès Varda, entre su imprescindible filmografía, es este estudio minucioso, delicado y audaz de los sentimientos, temores y alegrías de una mujer que espera el resultado de unas pruebas médicas que podrían significar un grave problema de salud.

Agnès Varda es un caso maravillosamente excepcional en la Historia del Cine. Considerada la “madre de la Nouvelle Vague”, por su opera prima “La pointe courte” (1955), aunque era de la misma generación que sus compañeros de ola cinematográfica, no estaba como todos ellos, en el meollo de “Cahiers de cinéma”, plataforma privilegiada para sus miembros, y por tanto, siempre anduvo libre, pero mucho menos considerada y difundida. Pero sobre todo, y también por esta razón, tenía dos cromosomas XX en un ámbito, el de la dirección de films, aun significativamente monopolizado por los hombres, y más en aquellos años. En este sentido, Varda tiene toda mi admiración, porque en su discurso brota incesantemente el deseo que contar sobre la condición femenina, desde una óptica radicalmente feminista.

En el arranque del film, tras unos planos en color de las cartas y las manos de Cleo y de la pitonisa, Varda nos muestra a ambas mujeres.
Película muda insertada en la narración principal que gira en tono al amor, con la particularidad de la participación delante de la cámara del emblemático director de la Nouvelle vague Jean-Luc Godard como le fiancé. https://www.youtube.com/watch?v=OpSzH0E2b0k
Otro vitalista plano del inserto de Cine silente que Cléo y una amiga van a ver juntas. Un original recurso al Cine dentro del Cine que al mirar hacia sus orígenes y hacia el amor juega un papel relevante en el devenir de la historia.

La obra que nos ocupa es un tesoro cinematográfico, en un formato propio de las corrientes en boga, pero con un tratamiento de sus temas de una luminosa y combativa inteligencia emocional. Cléo (Corinne Marchand), la protagonista omnipresente de esta peli, es una joven y hermosa cantante, que como ya he dicho, se encuentra a la espera de una noticia que puede cambiar su vida. En el arranque del metraje, y en color, excepción respecto al magnífico blanco y negro del resto de la película, observamos sus manos y las de otra mujer, que por su voz adivinamos más mayor. Inmediatamente deducimos que están echando las cartas del tarot para predecir el futuro de Cléo. Hay confusión, pero parece que la enfermedad y la muerte acechan. Cléo se va asustada, y Varda nos dedica el comentario de la pitonisa a su marido: «-He visto cáncer..”. A partir de este momento, asistimos con Cléo a los fragmentos temporalizados de las dos horas de espera para conocer el resultado de sus pruebas. En tiempo casi real, un recurso que me ha parecido portentoso, la audiencia la acompañamos en sus encuentros con su amante (el aristócrata y playboy español Jose Luis de Villalonga), con los músicos que acompañan sus grabaciones y actuaciones, con su amiga, presentada inicialmente desnuda, modelo de pintura, a la que recoge en el estudio para ir juntas a contemplar un pase privado y especial de una película muda -maravillosa esta fase de la película, que me ha hecho pensar en alguna de nuestro Almodóvar, y seguro que hay otras más-, para terminar charlando con un desconocido, militar, pendiente de volver a Argelia tras un permiso, con una incontrolable verborrea, con el que conectará. Porque Cléo tiene mucho miedo, miedo a la enfermedad y a la muerte. Como también comienza a constatar, reflexiona, sobre la esencias de la vida, el amor, la independencia personal, o la efímera fama.

La hermosa y exitosa cantante Cléo se mira en el primero de una serie de espejos que la autora introduce con un valor expresivo y narrativo relevante. La confrontación con una misma es una constante en esta historia de transformación personal.
Un traslado en taxi cargado de significados descriptivos de la psique de nuestra protagonista y también del contexto bélico francés de aquellos años.
Potente plano de Cléo entre la multitud tras el cristal quebrado de un escaparate. Sin duda, una metáfora vital, la sobreexposición que acarrea la fama quiebra la autenticidad y la esencia de las personas.

No querría seguir contando, porque hay que dejar alguna sorpresa para el deleite del visionado de la película. Pero sí deseo destacar que me parece de una factura formal deliciosa, y de una hondura emocional absolutamente excepcional. Solo algunos apuntes más. Los viajes en taxi, sobre todo el primero, con una taxista, durante el cual en la radio suena una canción suya, que la incomoda, así como las terribles noticias de la contienda francesa en Argelia -muy sutil y sofisticada, la crítica antibelicista-. También la reunión con sus músicos durante la que se produce un cambio personal de perspectivas -el plano esencial que utiliza Varda, para contarnos los sentimientos de Cléo, es muy identificable, así que no lo voy a describir-. También una imagen, un shock de apenas dos segundos, que a mi me ha impactado sobremanera: en la calle, de pronto, al lado de Cléo, dos enfermeros pasan por su lado con una suerte de urna-incubadora con un bebé dentro…¿Deseo de maternidad, o temor por no poder hacerla realidad? ¿O congoja por la vida aun incipiente que se abre paso? ¿O por la suya? Y desde luego una utilización expresiva y metafórica de los espejos a lo largo de las andaduras de Cléo en este día difícil, que sirve de perfecto recurso para enmarcar las esencias del relato.

En definitiva, es esta una peli excepcional, una obra maestra de la incombustible -hasta que ya no pudo más, hace tres años-, de esta fuerza del arte y del feminismo que es para tantos cinéfilos, Agnès Varda.

Un espejo roto, en el suelo, con la carga metafórica de la ruptura con un estilo de vida que en este momento de la narración ya no satisface a nuestra protagonista. La evolución personal se ha completado.

© Maria Verchili Martí.

2 comentarios en «“Cléo de 5 à 7”, Agnès Varda (1962).»

  1. Pues pensaba que me iba a gustar más y para ser sincera en algun tramo.me aburrió un poco.Precisamente lo más interesante es el primer viaje en taxi con la mujer taxista y el final cuando conoce a la única persona que en principio logra calmarla.
    Es que ella me parece muy superficial y quizás por eso no me metí en la historia.

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    • Te entiendo.Pero sin pretender convenverte, es que justo el personaje comienza en un punto personal muy superficial, vacuo, y va evolucionando con sus encuentros y reflexiones, hasta ese instante con los músicos, que culmina el encuentro final con el soldado.Es un relato muy concentrado, metafórico, porque no puede ser totalmente verídico.En fin, a mi me parece una joya.

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